Tejada la Vieja antes de la intervención arqueológica
Se conoce la existencia de unas ruinas históricas de importancia en Tejada la Vieja desde épocas antiguas. Así lo evidencian su propio nombre y algunos testimonios escritos, como los de Juan Aurioles, párroco de Paterna del Campo. Lo hizo en respuesta al diccionario geográfico de Tomás López a fines del siglo XVIII. También lo hace Silverio Escobar en su Noticia histórica de la Villa de Escacena publicado en 1910.
Tejada la Vieja siempre ha estado en el subconsciente de Escacena y el Campo de Tejada. La sociedad local siempre ha sabido reconocer que el enclave arqueológico fue parte importante en el desarrollo de su propia historia. A pesar de este conocimiento no fue hasta finales de la década de los 70 del siglo XX que Tejada la Vieja llamó la atención de los investigadores.
Freijeiro o el descubridor de Tejada la Vieja
Blanco Freijeiro y la aparición de Tejada la Vieja en el mapa de Tartessos
Hasta aquí llegaron Antonio Blanco Frejeiro y Beno Rothemberg que estudiaban la arqueometalurgia en la provincia de Huelva. A la vista de la importancia de las ruinas visible, Blanco Frejeiro decidió hacer algunos estudios arqueológicos. Una vez obtenidos los permisos pertinentes excavó dentro del recinto amurallado, obteniendo las primeras muestras de urbanismo y estudió la muralla haciendo un corte en ella para comprender cómo había sido construida, técnica enormemente invasiva y destructiva de la que aún queda huella visible.
Cuando en 1981 se publica Exploración arqueometalúrgica en Huelva, donde se recoge el resultado de estas catas arqueológicas, Tejada la Vieja comienza por fin a ser objeto de estudio y debate para la comunidad científica.
Fernández Jurado o la puesta en valor de Tejada la Vieja
Jesús Fernández Jurado y la adquisición por Diputación de Huelva del Yacimiento






Casi de inmediato el equipo que comandaba Jesús Fernández Jurado en la Diputación de Huelva, se puso a trabajar para conseguir por una parte que la institución provincial adquiriera los terrenos y por otra hacer un estudio de mayor envergadura en Tejada. Durante el año 1982 recabaron información documental y en 1983 comenzaron a excavar. En sucesivas campañas que ocuparon toda la década de los 80 fueron estudiando la muralla, el urbanismo, los usos de la edificación, la relación con el paisaje circundante y muchos otros aspectos que pusieron a Tejada la Vieja en el foco del estudio de Tarteso, la turdetania y la protohistoria ibérica. A lo largo de la década de los 90 las campañas se fueron haciendo más esporádicas.
En 2007 Tejada la Vieja fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica. Pocos años después el servicio de arqueología de la Diputación de Huelva fue liquidado quedando en suspenso el viejo sueño de Fernández Jurado de poner en valor el yacimiento.
El abandono institucional de Tejada la Vieja
Tejada la Vieja pasó de ser uno de los sitios que visitar en Huelva más relevantes, al abandono institucional. Tras años de abandono y ante las muestras evidentes de deterioro los colectivos locales se pusieron en marcha. Las vallas que circundaban el yacimiento arqueológico fueron cortadas, el control de acceso a Tejada era nulo. Y, por si fuera poco, el ganado recorría libremente el enclave. Por ello, se presentaron varias quejas a las instituciones pertinentes acerca del deterioro que los restos excavados estaban sufriendo por la falta de mantenimiento.
Nuevas investigaciones, recuperación y adaptación turística de Tejada la Vieja.
Clara Toscano, UHU, Scatiana y Ayuntamiento de Escacena como recuperadores de Tejada la Vieja
La Diputación decidió ceder la gestión de manera temporal a la Universidad de Huelva y, en colaboración con el Ayuntamiento de Escacena del Campo, comenzó una campaña de limpieza, consolidación y mantenimiento. Durante la realización de estos trabajos que dirigió Clara Toscano como parte del grupo Vrbanitas de la Universidad, fue hallado un betilo que ha sido depositado en el museo provincial de Huelva.